Auxilio! ¡Socorro! ¡Nos roban el petróleo!

para Agustín Galindo y Don Beto
imprescindibles compañeros de Guadalajara…

En el Zócalo, no recuerdo en cuál de tantos mítines, Andrés Manuel dijo en tono grave, que había que reconocer que la contra-revolución había triunfado. ¿Lo habrá dicho en 2009 o en 2008? ¿O más recientemente? Habló entonces ante un nutrido contingente llegado de toda la República, que cómodamente ocupaba en toda su extensión la inmensa plaza. Sin desbordarla. Y sin desbordarse ella en exceso de consignas. Combativa pero serena. La multitud lo escuchó como quien participa en una conversación seria en un café, en el trabajo, en el mercado, en la escuela… Unánimemente asintió con un rictus de entereza, como el del boxeador que asimila el golpe recibido pretendiendo que su cara permanezca tan inexpresiva como la del inmutable jugador de poker, pero que en sus adentros se duele del impacto, al tiempo que se prepara para contraatacar.

El núcleo duro y constante que no ha dejado de apoyar a López Obrador, está constituido por un montón de mujeres y de hombres que desde 2006 han dado forma al movimiento de resistencia civil y pacífica, tanto en las acciones llevadas a cabo en el Distrito Federal a donde acuden cada que son convocados, como en las acciones que libran en sus respectivos estados. Muchos de ellos, honrosamente caben en lo más alto de la clasificación brechtiana, que califica de “imprescindibles” a los hombres (y mujeres) que luchan toda la vida, ¡todos los días! Otros luchan cuando pueden, muchas veces quitándole tiempo a sus actividades productivas, pero nunca faltan (o al menos procuran no faltar) a las acciones importantes, en el lugar donde viven o en el Zócalo, la cámara de senadores, las instalaciones de televisa Chapultepec o el queridísimo Paseo de La Reforma.

A lo largo del tiempo, la multitud (pequeña o grande) que constituye el ya mencionado núcleo duro y constante de lo que hoy se llama Movimiento de Regeneración Nacional ha ido madurando. Al principio, allá en el 2006, en marchas y mítines imperaba un ambiente entre combativo y festivo, cargado de consignas a todo pulmón. Ahora, el ambiente es diferente. No es que no haya consignas ni que haya mermado el espíritu combativo o el afán de festejar al movimiento, pero ahora me da la impresión que mujeres y hombres llegan tranquilos; algunos, tal vez en plan reflexivo y muchos con la seriedad de quien se sabe partícipe de la historia o, si se prefiere, protagonista del cambio verdadero.

Me gusta formar parte de esa multitud, grande o pequeña, que lleva más de siete años haciéndosela de tos a quienes se han apoderado del Estado Mexicano y han puesto a la Patria entre la miseria, la violencia, la corrupción y la pared. Me alegra que la suma de nuestras voluntades siga enfocada en salvar a México. Me parece que hasta el día de hoy tanto la multitud como el hombre que la encabeza, han mostrado un alto sentido de responsabilidad, siendo enérgicos, pero sin dejar de actuar pacíficamente, evitando la provocación que desata la represión.

El domingo 8 de septiembre, habremos de reunirnos en el Zócalo para iniciar una nueva etapa en defensa de México, pugnando por la no privatización de nuestro petróleo y rechazando el aumento del iva y su aplicación en alimentos, medicinas… y libros. Seguramente llenaremos el Zócalo, tal vez cómodamente instalados, aunque preferiríamos estar un tanto o muy amontonados. Para frenar a los neoliberales y revertir el triunfo de la contra-revolución necesitamos ser millones. Algunos ya han comenzado a trabajar contra la privatización del petróleo y eso está muy bien. En breve, esos compañeros y los de Morena lucharemos juntos. No tengo la menor duda. Pero, ¿los otros millones de mexicanos a los que les quieren robar el petróleo y subir el iva? ¿Qué pasa con ellos? ¿Por qué no se suman? Nos hacen tanta falta…

@Vegdelanoche

Nota editorial leída el 13 de agosto de 2013 en #LosAtractivosDeLaNoche, programa de radioamlo.org